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Experiencias de claretianos de la tercera edad

¿Cómo vas viviendo el envejecimiento? ¿Cómo vas vivenciando y asumiendo las limitaciones, los cambios, las consecuencias del envejecimiento? ¿Qué necesidades aparecen en este momento de tu vida?

“EN LA VEJEZ SEGUIRÁ DANDO FRUTO
Y ESTARÁ LOZANO Y FRONDOSO”

 

Experiencias de claretianos
de la tercera edad
*

 

¿Cómo vas viviendo el envejecimiento? ¿Cómo vas vivenciando y asumiendo las limitaciones, los cambios, las consecuencias del envejecimiento? ¿Qué necesidades aparecen en este momento de tu vida?

·         Con resignación y con aceptación, con un poco de pesimismo, con algo de satisfacción y alegría. Tengo necesidades tanto físicas como psicológicas, necesidad de afecto y de compañía, de esperanza, de Dios.

·         Con altibajos y percibiendo la celeridad con que pasan los años; no he conocido el aburrimiento; van comenzando a pesar los años; me voy encontrando más centrado espiritualmente y aprendiendo a valorar las cosas de distinta manera; tengo la oportunidad de utilizar mejor el tiempo; no tengo conciencia de crisis; tengo la oportunidad de repasar despacio mi vida; vivo con libertad y confianza, con madurez, con silencio, con necesidad de Dios; no quiero recluirme en el pasado aunque encuentro en él aspectos muy gratificantes; quiero enriquecer mi vida; pido tolerancia y comprensión por no poder seguir las nuevas dinámicas.

·         Me cuesta asimilar las palabras “envejecimiento”, “ancianidad”, “jubilación”. Me encuentro aprendiendo en San Fermín de Aldapa todo lo que supone esta etapa de la vida. Echo en falta armonía, fraternidad, paz entre los miembros de la comunidad para poder realizar una vida más serena y tranquila.

·         Me pregunto cuándo se envejece, qué es envejecer (esa evolución lenta y progresiva que supone deterioro y desgaste), cuándo llegamos y cómo llegamos a la vejez. Siento que nadie nos prepara para vivir esta última fase de la vida. ¿Qué resolución tomar? ¿Qué camino tomar? Aceptar con realismo la nueva situación y aceptarla con una postura abierta y positiva. Cada uno nos vamos preparando como sabemos y como podemos a la vez. La vida son círculos concéntricos, los círculos van desapareciendo, nos vamos desprendiendo y reduciendo, la tarea que queda es intentar vivir en el círculo en el que se está y pensar un poco en el próximo círculo. Quiero ser feliz con lo que tengo. Quero leer la felicidad unida a la cruz.

·         Vivo este momento con resignación, más bien pesimista, preocupado por mi salud. Siento la necesidad de sentirme valorado y aceptado.

·         Veo que la vida se está gastando y tengo que aceptar las limitaciones que necesariamente me tienen que venir, aceptarlas con resignación y confianza, sabiendo aceptar y seguir viviendo.

·         Siento que dependo más de los vientos que de los remos. Siento la crisis de identidad, la imagen que doy, me pregunto qué puedo esperar a partir de ahora. Voy asumiendo mis limitaciones. Necesito disfrutar de más sosiego y tranquilidad.

·         Creo que vivo una vejez llevadera y suave. Tengo salud y fuerzas, aunque no las de antes. Necesito más descanso. Quero aceptar esta situación pero sin problemas ni dificultades, con serenidad.

·         Me voy aceptando con “filosofía”, voy asumiendo mis limitaciones, me preocupa la salud. Necesito y quiero una relación cordial con Dios y con los demás.

·         Me encuentro en una situación “esquizofrénica”. No me encuentro jubilado pero voy notando el declive físico. A veces vivo los signos del declive con cierta aprehensión pero lo voy asumiendo. Quiero vivir con serenidad y con paz, quiero seguir viviendo con suficiente clama.

·         Estoy realizando un cambio de proceso de mi vida: de vivir más autoafirmadome a la aceptación. Me doy cuenta de que tiene más valor lo afectivo que la eficacia del trabajo. Deseo poder desarrollar una espiritualidad e ir purificando vivencias de lo religioso y de Dios.

·         Siento miedo al cambio de ocupaciones, de retos. ¿Para qué valgo? ¿Qué utilidad tendré? Tengo miedo al cambio de relaciones, de amistades. Me hace bien recodar ciertas frases y momentos bíblicos: “en tus manos, Señor”, “oto te ceñirá y te llevará”, “no me rechaces ahora en la vejez”. No llego a hacer lo que hacía, llego más tarde y más cansado, con mayores molestias, con cierta angustia. Tengo necesidad de ser amado, aceptado, respetado. Tengo la sensación de que me va faltando algo.

·         No me he hecho consciente aún del envejecimiento. Voy vivenciando y asumiendo mis limitaciones físicas. Soy consciente de que esas limitaciones van a más y a peor. Siento la necesidad afectiva, de aprecio y de cercanía de los demás.

·         Me voy haciendo mayor. Me doy cuenta de que a veces no puedo realizar físicamente algunas cosas. Lo voy aceptando con normalidad y quiero seguir sintiendo que soy válido, quiero comprender lo nuevo y lo distinto de esta realidad social en la que vivo. Necesito profundizar y llegar a lo más esencial.

·         A lo largo de mi vida he vivido cercana la realidad de la muerte. Constato la merma de reflejos y de seguridad. Intento acomodarme a la superioridad legítima e inmediata.

·         Es necesario ayudarnos a vivir con tranquilidad, en un ambiente pacífico y sereno, que nos ayude a seguir viendo, trabajando...

·         Es necesaria la acogida afectiva, la aceptación que nos ayude a vivir felizmente. Tiene que haber un ambiente de diálogo y de cercanía. Es necesario que no nos vayamos abandonando en el cuidado del cuerpo y de la mente.

·         Es necesaria la afectividad y la comprensión. Que nos sientan cercanos y que nos sintamos cercanos; sentir la amistad, la paz, la cercanía. Felices y encaminados a un final feliz de nuestra vida.

·         Hay que tener cuidado con que se nos exija y se nos obligue a dar lo que ya no podemos dar. No estamos en la carrera (a veces nos “acusan” de estar “perdiendo el tiempo”). Con todo, falta la reflexión desde la otra parte (de aquellos más jóvenes).

·         Es necesario aprender a vivir con la mitad de la mitad de las cosas; necesidad de ir “despojándose” de cosas, de protagonismo,...; necesidad de ir purificando nuestras “posesiones”; necesidad de “sobriedad”.

·         Me estorban muchas cosas en este momento de la vida. Quiero alcanzar la “ecuanimidad” y la “humildad”, la generosidad, la limpieza de corazón, la profundidad espiritual.

 

¿Qué dimensiones de la existencia, tal vez olvidadas, quizá poco cultivadas, puedes y quieres cultivar?

·         Quiero cuidar la dimensión espiritual de la vida, la eucaristía, la confesión sacramental.

·         Quiero profundizar y vivir más ciertas convicciones; quiero un ocio sencillo, la lectura selectiva, escuchar música; quiero el encuentro con Dios como preparación esencial al final de la vida; quiero centrarme en lo más profundo de mí mismo.

·         Escribir un libro, dedicarme a ayudar, a la labor de la confesión.

·         Evitar aquellas realidades... que hacen daño a los demás; quiero cultivar la gratuidad ante Dios y ante los demás.

·         Leer más, escribir algo, cultivar la dimensión de “contemplación” de la vida, cultivar el mayor estudio de la Palabra de Dios (comprenderla, encauzar la vida por ahí...), cultivar la sabiduría y la estima por la vida y poder comunicarla a los demás.

·         Quiero “aligerar” el cuerpo y el espíritu, vivir despacio, apreciar la vida. Quiero fe y entusiasmo por las cosas de Dios.

·         Quiero cuidar los dones del Señor, ponerlos y hacer uso de ellos al servicio del Señor y de los demás. Quiero tomar la vida en las manos, de una manera pensada, determinada. No quiero dejarme llevar. Quiero dedicar tiempo a la oración personal, al trabajo pastoral. Quiero vivir con un horario determinado y fijo.

·         Quiero cultivar aficiones, vivir más con los demás, pasear, disfrutar. Quiero vivir más intensamente mi vida espiritual, disfrutar más de los demás. Quiero prepararme para lo que vendrá y ha de venir.

·         No quiero estar atado a etapas anteriores de la vida. Quiero poner mi confianza en Dios y no apurarme demasiado.

·         Quiero encontrarme más con el Señor (noto ese ateísmo mío); quiero prepararme para vivir estos años e intentar ser feliz; quiero no ser nunca una dificultad para la vida de la comunidad. Mi situación creo que es un poco depresiva.

·         Quisiera centrarme más en cultivar la vida interior, favorecer la lectura bíblica, la lectura de las Constituciones,..., de todo aquello que me ayude en el ordenamiento de mi vida interior. Quiero seguir prestando un servicio útil a los demás, donde sea y como sea.

·         Quiero unión con el Señor y la oración (cercanía con el Señor); quiero poner en práctica, ya desde ahora, el cultivo espiritual; parece que la actividad me llena, ¿ya seré capaz de asumir la vida lúdica? ¿me va a llenar y  satisfacer esa dimensión más lúdica y gratuita?

·         Quiero equilibrio y serenidad personal. Quiero cultivar el conocimiento, la lectura, el cultivo (y para ello darme tiempo), quiero cuidar la relación con los demás, la cordialidad, el afecto, la colaboración; quiero cultivar la dimensión de contemplación, saber “leer” la naturaleza... y encontrarme con Dios, la relación más íntima y personal con Él; quiero cuidar mi cuerpo, la alimentación, el descanso, la ocupación (para no caer en el aburrimiento).

·         Cuidar la oración y el descanso.

·         El peligro del “aburrimiento” ante tal montón de horas que tenemos. En ese sentido, es necesario entrenar las capacidades, aptitudes, hábitos sanos y exigirnos cierta “disciplina”.

·         Actitud de hondura, entrega, generosidad, intensidad. El hecho de “matar el tiempo” sería hacer desde el aburrimiento.

·         Es necesario saber ocupar el día y cuidar la vida con los otros, con mi comunidad. Es necesario mantener la capacidad de escucha, que el otro me pueda decir porque me encuentra dispuesto a escuchar y a acoger.

·         Cuidar la dimensión “contemplativa” de la vida: rezar, orar, encontrarme con el Señor; “perder” el tiempo, pasear, aspecto lúdico, gratuito, gozoso de la vida; encontrarnos con la gente, desde la gratuidad, desde el tú a tú. Es necesario que nos enseñen a dedicarnos a cultivar la vida.

·         ¿Cómo cultivar la dimensión comunitaria? ¿Cómo cultivar la relación afectiva, acogedora, cohesionada... que necesita una persona mayor? Es necesario superar la tendencia a la soledad, al aislamiento.



*En este documento se presentan los testimonios de algunos claretianos de la Provincia de Euskal Herria mayores de 65 años. Están transcritos a partir de un diálogo mantenido en un encuentro celebrado el 20 de noviembre de 2004. Pueden servir para motivar la reflexión sobre la situación de los misioneros de la “tercera edad”.